Familias desesperadas huyen hacia Colombia ya que los vecindarios cercanos a Venezuela enfrentan grave escasez de alimentos, apagones, y un sistema nacional de salud colapsado. No solo está muriendo la gente por falta de nutrición y cuidado médico, las cifras de asesinatos y suicidios también se han disparado.
“Hemos visto una gran respuesta. He visto el espíritu de Dios moverse en medio del cuidado que estamos dando.”—Capellán Arley Tirado“No hay esperanza en Venezuela,” dijo Mileydis, una joven madre venezolana que recientemente se mudó con su esposo a Colombia en busca de una mejor vida para sus dos hijas. Ellos visitaron nuestra clínica en la frontera noreste entre los dos países para conseguir medicina para sus hijas.
Mileydis y su familia son partes de las decenas de miles de migrantes beneficiados con la ayuda—comida, refugio seguro, o cuidado médico—proporcionada por Samaritan’s Purse en múltiples lugares dentro de Colombia. Desde algunos años, más de un millón de venezolanos han huido hacia su vecino en el oeste, y otros 3 millones aproximadamente han partido a otros países en las Américas y aún más lejos.
Tenemos dos estaciones de ayuda, o refugios, a lo largo de la ruta migrante desde la ciudad fronteriza de Cúcuta hasta los puntos sur en Colombia, que incluyen Bogotá y más allá. En los refugios de La Don Juana y Berlín, miles de migrantes han recibido alimentos calientes, un lugar seguro para pasar la noche, y kits de limpieza personal. Algunos también reciben mochilas, pues enfrentan días y a veces semanas de caminatas—algunos quieren llegar a Perú, Ecuador, o Chile como destinos finales.
Samaritan’s Purse también opera una clínica seis días a la semana en Maicao, y una brigada médica móvil en dentro del Norte de Santander. Decenas de pacientes acuden cada día, en su mayoría mujeres con niños pequeños, a ser atendidos sin cargo. Para muchos, es la única opción de cuidado posible.
Además, Samaritan’s Purse trabaja en sociedad con una iglesia local en Cucutá para operar el Centro de Esperanza. Los visitantes pueden recibir cuidado médico, consejería, y alimentos por medio de sus diferentes programas.
También hemos podido proporcionar pequeñas cantidades de alimentos a la gente de Venezuela, pero solo ha sido a cuenta gotas comparado con la inmensa necesidad.
A través de todo nuestro ministerio, tenemos la posibilidad de compartir el amor de Dios y la esperanza de salvación que se encuentra solo en Su Hijo, el Señor Jesucristo. “Hemos visto una gran respuesta,” dijo el Capellán Arley Tirado, quien trabaja en nuestra clínica médica en Maicao. “He visto el espíritu de Dios moverse en medio del cuidado que estamos dando.”
Considere con oración apoyar este trabajo crítico y orar por los millones que están sufriendo en Venezuela—tanto dentro como fuera del país.